sábado, 8 de noviembre de 2008

¿CÓMO HABLAR DE SEXO CON SU HIJO? (parte 1)

Hablar de sexo con los hijos es importante para que conozcan los riesgos a los que se enfrentan y las consecuencias de iniciar una vida sexual antes de tiempo.Mientras más pronto comience a orientar a sus hijos en materia sexual, más probabilidades tiene de que lleven una vida saludable en este aspecto y de que logren vencer las tentaciones que se les van a presentar en la adolescencia.Los hijos esperan que sus papás los orienten en el tema sexual pero, en la mayoría de las familias, esto no se da por factores tan diversos que van desde la pena que les da a los papás hablar de sexo, hasta la falta de tiempo o de preparación para abordarlo.

Muchas adolescentes no se atreven a preguntar a su mamá si ella se esperó a casarse para llevar una vida sexual activa o si comenzó antes...Igualmente, a los jóvenes les inquieta saber cuál es la opinión de sus papás acerca del inicio de las relaciones sexuales desde la etapa estudiantil o qué piensan acerca del uso de anticonceptivos. Sea cual sea su postura, no tema abordar el tema y aconsejarlo.

Mientras más orientación reciba de su parte, mejor informado y más educado estará en este aspecto tan relevante y trascendente de la vida. Los expertos recomiendan hablar con sus hijos desde antes de la adolescencia sobre temas no tan sencillos de tratar como el de la sexualidad. El hecho de establecer un canal de comunicación abierto y de ganarse su confianza, les permite formarse un criterio que los lleva a tomar decisiones apropiadas en los momentos más difíciles porque son más seguros y tienen una visión clara de las cosas. El reto para los papás es vencer la pena y aceptar que sus hijos necesitan compartir sus dudas e inquietudes con todo lo relacionado con sexo.

¿Cuándo empezar?

Eso depende de cada niño, aunque hay etapas en las que la curiosidad generará dudas que hay que resolver.
· Alrededor a los dos años, los niños entran en la fase de reconocer su propia imagen y se hacen asiduos a los espejos, tanto vestidos como desnudos.
· En general, es en torno a los tres o cuatro años cuando comienzan a preguntar sobre el tema y a los cinco ya lo hacen sin piedad.
· También les surgen dudas ante un embarazo cercano.
Demorar la satisfacción de esas dudas, revestirlas de gravedad o salir del paso con mentiras solo sirve para enrarecer la relación del niño con la sexualidad.El peor error que podemos cometer con los niños es defraudar su confianza. Nos preguntan a nosotros no solo por nuestra condición de adultos, sino porque somos «sus» adultos, los responsables de su bienestar y seguridad. También de su educación. Por eso, hay que evitar:
· Mentirles ante una pregunta incómoda, inventar atajos para eludir aspectos que a nosotros nos pueden parecer espinosos o huir hacia adelante declarando que aún son muy pequeños para entenderlo. Únicamente minará nuestra valía como fuente de información. Y los niños nunca olvidan.
· Revestir todo lo relacionado con el sexo de un halo de misterio pecaminoso, del mismo modo que tampoco hay que buscar las típicas respuestas de repollos y cigüeñas. Y es que algunos niños se conforman con saber que vinieron al mundo «porque papá y mamá se querían mucho», pero otros no.
· Si nos pillan haciendo el amor, no hay que separarse bruscamente, como si lo que se estaba haciendo fuera algo malo, ni gritarle al niño para ahuyentarlo del dormitorio. Lo mejor es actuar con naturalidad y responder a sus preguntas con explicaciones que pueda entender y sin rodear el momento de dramatismo.
Tienes que procurar:
- Responder sobre demanda, es decir cuando el niño pregunte y a lo que pregunte.
- No atiborrarle con datos y precisiones técnicas excesivas o que ni siquiera se ha planteado. No se trata de estudiar textos y a la primera pregunta exponerlo todo como si estuviéramos superando un examen, pero hay que comprender qué es lo que el niño quiere saber y responder a eso del modo más sincero posible.
- Si preguntan algo que no sabemos, es mejor admitirlo delante de ellos, informarnos y luego responderles.
- Que no perciba el tema sexual como un tabú, o como algo que separa a hombres de mujeres. El respeto al otro género se enseña en casa.
Por: Educador.


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