domingo, 9 de noviembre de 2008

¿CÓMO HABLAR DE SEXO CON SU HIJO? (parte 2)

10 PRACTICOS CONSEJOS.

1. Venza sus propios miedos.
Si no se siente bien consigo mismo, busque amigos que le aconsejen cómo manejar la situación, ayúdese con libros y, si es necesario, asesórese con un experto. Si su hijo lo percibe seguro, él se sentirá seguro también y sabrá que es aceptado en casa y que puede hablar de cualquier tema, incluyendo el sexual, con sus papás. Si está convencido de que hay que entrarle al tema, pero al momento de ser cuestionado se siente incómodo, es probable que usted no tuvo la oportunidad de hablarlo con sus papás; sea sincero y dígale que nunca vivió esta comunicación en su entorno familiar, pero que quiere tenerla con él y que si hay algo que no pueda responder, lo investigará para explicárselo.
2. Adiós al tabú.
La sexualidad es parte del desarrollo de hombres y mujeres, usted pasó por eso y sabe que es parte fundamental de la adolescencia y las decisiones que se toman en esta etapa repercuten en el resto de la vida. No espere a darse cuenta de golpe que sus hijos han dejado de ser niños y que ya piensan en dar pasos que cree que sólo son del terreno de los adultos.
3. No hay edad.
Su instinto paterno le dice que su hijo siempre va a ser su bebé, por esta razón teme adelantarse y hablar de más, pero no es así, es él quien marca la pauta. Está comprobado que si desde pequeños externan sus dudas en cuestiones sexuales, es su deber aprovechar la iniciativa y continuar la conversación para aclarar dudas, informar hasta donde sea necesario y orientar para que aprendan a cuidarse y a protegerse.
4. No a las metáforas.
No utilice ejemplos disfrazados de cuentos. Como opciones no se descartan porque pueden ser el inicio de la conversación y la forma de romper el hielo, pero no hay nada mejor como decir las cosas con todas sus letras. Si le da la seriedad que el tema amerita, no tendrá la necesidad de recurrir a estos métodos anticuados que, en lugar de guiar, dan vueltas, no van al grano y terminarán por confundir más.
5. Su experiencia basta.
Si le preocupa su capacidad para manejar esta información, considere que ningún papá nace sabiendo cómo desempeñar este rol y que no existe un manual que le marque cómo manejar cada etapa de la vida de su niño. No necesita ser un experto en sexología, téngase confianza y una cosa es cierta, usted sabe más que él.
6. Comparta sus valores.
Sin importar sus creencias o inclinaciones religiosas, siempre tenga bien claro cuáles son sus valores y asegúrese que se los está inculcando. Cada familia tiene sus posturas y creencias, sus reglas y costumbres, pero finalmente el objetivo es educar basándose en el respeto y la responsabilidad. Independientemente de que apruebe o no que sus hijos sean sexualmente activos, hábleles de los riesgos y asegúrese de que los entienden. No solo toque el tema del embarazo, hable también del Sida y de las infecciones como el Herpes genital cuyas consecuencias son verdaderamente dañinas, lamentables, y en muchos casos, mortales.
7. Defina su postura sin temor y de manera decidida.
Si no está de acuerdo en que lleven una vida sexual activa, aclárelo de manera contundente y explíquele sus razones. De manera cariñosa y exigente, defina las reglas de su casa en este punto y vigile que se cumplan. Busque convencer por medio de la motivación, por cuestiones de seguridad personal, por qué es lo mejor para su propio futuro. Los hijos necesitan límites y esperan que sus papás se los marquen. Combine la información con sus principios morales, con su futuro y bienestar emocional, físico, social y profesional.
8. Predique con el ejemplo.
Actúe de acuerdo a los valores que dice tener.
Un buen ejemplo es el mejor mensaje que puede transmitir. La congruencia en sus actos y pensamientos les ayuda a reafirmar los valores que ustedes les inculcan. Si hay un buen ejemplo, si hay congruencia en la vida de los papás, los hijos seguirán ese camino porque ven los resultados, porque tienen un parámetro que seguir.
9. Escúchelo.
Algunas veces, el sólo hecho de escuchar sin hacer críticas, emitir juicios o comentarios, puede ser todo lo que su hijo necesita. No dé soluciones, piense que lo único que quiere es que su papá y su mamá lo escuchen sin prisa, sin interrumpir, sin juzgar. Conviértase en un simple confidente, espere a que sea él quien le pida consejos.
10. No a la seriedad.
Hablar de sexo nunca es sencillo y si además del nerviosismo se la agrega seriedad, la plática puede tornarse tensa. Trate de llevarla por el camino del buen humor, siempre con respeto y cariño; recuerde que es su hijo con el que habla.


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