jueves, 13 de noviembre de 2008

La identidad sexual del niño y la autoexploración.

El desarrollo de la sexualidad humana empieza con el contacto físico, cuando los bebés son sujetos y acariciados. Eso es necesario y natural que ocurra. No se debe privar al bebé de contactos corporales. Es necesario reconocer al niño como ser sexuado, en relación consigo mismo y con otros, para que se construya una identidad sexual propia. La sexualidad infantil es una de las puertas por la cual el niño desarrolla su personalidad y sus relaciones con la afectividad. La sexualidad es una cosa natural en los seres humanos, una función como tantas otras, como comer, caminar, leer, estudiar, etc. Y como tal, debe ser un tema tratado con naturalidad, honestidad, cariño, y teniendo su propio espacio dentro del proceso educacional del niño.

El niño es un ser sexuado, en relación consigo mismo y con los demás.

La presencia de manifestaciones y de deseos sexuales en los niños, desde la más temprana infancia, fue una de las más importantes polémicas levantadas por Sigmund Freud, el Padre de psicoanálisis, hace casi un siglo. ¡Imaginen el escándalo de esa tesis para la sociedad de la época! A partir de ahí los estudios sobre el tema no pararon y hoy día la educación sexual ocupa espacios en muchas escuelas y en muchas familias.

La autoexploración es una experiencia fundamental para una sexualidad saludable.

A partir de los 2 años de edad, e incluso antes, la exploración genital por parte de los niños en su propio cuerpo es totalmente normal. Incluso la masturbación es algo que se puede detectar a la más temprana edad. Toda exploración genital esta asociada al descubrimiento del placer. Desde que descubren la zona genital los niños pasan a conocer sensaciones placenteras, y en muchos casos, empiezan a recurrir a ellas como alivio a su tensión, a la soledad, etc.

La masturbación infantil.

La masturbación es una forma de autoerotismo a través de la cual se obtiene placer sexual mediante la manipulación directa de los genitales, sea frotándolos o rozándolos con otra superficie como almohadas, la cama, el agua de la ducha, etc. La autoexploración es una experiencia fundamental para una sexualidad saludable. La actitud de los padres en estas situaciones debe ser la más relajada y natural posible. Nada de castigos ni regañas. Si algún padre castiga o regaña a su hijo por masturbarse, estará vinculando la sexualidad de su hijo a lo malo, a lo prohibido, y a lo feo. El niño se sentirá culpado por practicar este hábito. La mejor forma de intervenir más que nada para que el niño no se haga daño y no expone su placer íntimo a los demás, es tratar de explicarle con un lenguaje claro, que ese placer es parte de su propia intimidad y que entonces debería ser hecha en un lugar seguro, privado, con las manos limpias, en un sitio limpio, y no en publico ni delante de los demás.

Por: Educador.

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